Mi día de hoy:
Ay mi día de hoy comienza a las 9 de la mañana, temprano ni tanto pero tampoco tan tarde. Me levanté como es costumbre tomé uno de los libros que estoy leyendo y comencé mi lectura, miré hacia la ventana que está en mi cabeza y el día estaba gris, oh me vi en la obligación de encender un cigarrillo. Después de mi lectura mañanera me puse de pie y me preparé desayuno: un té ingles con sabor a canela que mejor para despertar de buena manera, acompañado de unas tostadas con palta y queso, en compañía de un buen jugo de naranjas natural, todo sin azúcar, ni sal obvio. Después revisé el diario la tercera, me di una vueltas por el mercurio y terminé leyendo cosas sin mayor importancia en Internet. Escribí una pequeña carta a una amiga que se encuentra pasando un mal momento y me fui a almorzar. Tenía que juntarme hoy con un constructor civil cuyo nombre es Alejandro Montecinos, es egresado de la Pontificia Universidad Católica y nos contactamos mediante la pagina de cuentos en la cual él y yo somos participes. La seudo reunión estaba planeada en un café en barrio lastarria a las cuatro de la tarde, esta sin duda han sido una de mis pocas juntas seudo intelectuales que entablo con desconocidos pero había algunos enfoque en sus cuentos que me llamaban la atención por ende sentía curiosidad de conocer a este personaje. Yo como intento serlo siempre llegue puntual a el café acordado y pedí un capuchino, sin azúcar acompañado de un vaso de soda. Miraba el lugar y me sentía tan botado a intelectual que me comencé incluso a incomodar con mi Ulises que portaba en mi mano izquierda, por lo mismo comencé a mirar o más bien inspeccionar el lugar, que estaba lleno de estilo vanguardista pero con cierto toque naturalista. Me daba la sensación de Darwin y Bill Gates abrazados contemplando el beagle. Llegó Alejandro era un tipo alrededor de unos treinta y cinco años lo divisé en cuanto se bajó de un BMW parecido al de mi abuela y noté su cara de triunfo y éxito que proliferaba con augurio. Me miró, miró a Ulises en la mesa y dijo con voz pacifica pero segura “tu debes ser Roberto el escritor” yo me puse de pie alcé mi mano y la estreché con firmeza como suelo hacerlo y reí diciendo ojala fuese escritor. Nos sentamos y el ordenó otro café uno de vainilla más unos brownies y me preguntó si quería otro café o algo para beber, yo respondí que un jugo de naranja estaría bien.
Me comentó que el había leído la obra completa de Joyce pero en ingles que era más atractiva que en español, yo si bien leo en ingles no me siento capacitado para leer dicha obra en una lengua que no sea la mía, pero respondí que no sabia muy bien ingles por comodidad. El me comentó que la leyó en Inglaterra cuando estudiaba producto de una especie de intercambio. Me comentó de su vida que estaba junto a una mujer que era artista y daba clases de yoga en la comuna de la Reina. Muchas palabras y demases que si bien me interesan están demás en lo que me quiero desahogar.
Entramos en literatura y en detalles de sus cuentos y me criticó algunos míos también (por mi parte la critica siempre la agradezco a pesar que me den ganas de soltarme de la literatura siempre la agradezco la llevo a mi casa, la reflexiono y después la tiro a la basura pero siempre agradecido) si bien yo no soy muy bueno para criticar (literariamente hablando) comenzamos a hablar de un cuento en particular del que consiste en grandes rasgos en la estabilización de la sociedad en torno a un sistema peculiar y determinado en necesidades de tercer orden. Yo le dije que me había gustado como había tratado el tema y la visión casi Heideriana la cual se hacía visible en su enfoque. El se ensalzo citando a cuanto filosofo se le ocurrió y que para ser sincero a mas de alguno yo ya lo había leído cosa que las citas no eran para nada extrañas para mi, sin embargo y he ahí la piedra angular de estos descargo su percepción según yo el autor de estas líneas estaba errado.
Todo comenzó con Comte, seguimos discutiendo con Heguel, Kant, Jasper, Engels y su vision del estado, Weber incluso desterramos del olvido a viejos filósofos como Aristóteles y su obra: la política. Ambos pegados en una visión aristotélica que siendo sinceros ambos podemos haber estado errados puesto que: Yo leí la Política por primera vez a los 16 años y lo releí el verano pasado, por otro lado el tipo este me había demostrado a ciencia cierta y lengua en verborrea que era un mono sabio, es decir un tipo que sabe mucho pero piensa poco. Terminamos ambos un poco exaltados pero todo en el limite de creernos intelectuales argumentando razones lógicas y citando cuanto se podía a quién se pudiese traer a aquel café, hasta que en un momento a otro recordé una vieja frase que oí mas de alguna vez de una persona a la cual extraño mucho “ya está bien y si demostraste que sabias más y no lo convenciste entonces ahora habla por ti” y eso hice. Le dije que sinceramente dejando atrás todo el conocimiento formal y razones lógicas me diera su opinión, su forma u visión particular de racionalizar el asunto en debate a lo cual el me dijo no tengo idea yo sólo me apego a lo que está escrito, yo callé y entre dientes dije MAKTUB. Sin duda alguna el intentaba llevar la conversación de todas formas puesto que si bien se consideraba con mayores atribuciones que yo por edad, mundo, etc. Le hice quedar en claro de manera muy sutil lo estupido que era con un argumento que si bien no es algo digno de reproducir fue certero.
Nos subimos a su auto y me dejó en la biblioteca de quinta normal donde yo tenía que solucionar una vieja rencilla que tenía pendiente desde hace como un mes. Saldos de la rencilla: Debo quince mil pesos en multas por atraso y siete mil de un libro que se me perdió.
Tomé la quinientos ocho y me senté en un rincón a mirar por la ventana no tenía ningún libro en mi mochila así que puse música en mi celular y miré sencillamente miré mientras sonaba Pink Floyd, Bersuit, Chinoy, Kaskivano y como no un poco de Charlie Parker. Tenía la esperanza o quizá ilusión de encontrarme con Marcela o quizá no encontrarme tal vez divisarla desde lejos, no la vi quizá si pero no me di cuenta. Maldita percepción.
Llegue a Grecia con Macul y comencé a caminar intentando escabullirme por entre medio de esos universitarios que van en dirección a sus hogares más de algún conocido saludé y ya me hacia en las cercanías del hogar de mis padres que es el cual pernocto y como en mas de algún día de la semana. Mire a la casa de la Vanesa la mamá de la Maite hija de mi amigo de infancia Pedro y habían coronas de funerales, mierda dije yo sabía que el primo de ella estaba grave pero nunca pensé que fuese a morir tan luego. Por la mierda he estado en cenas en hoteles, en casinos, con suegros, con familias aristócratas chilenas, con extranjeros, en otros países, con intelectuales, con artistas, con cuanto tipo u prototipo de personas hay y me di cuenta que no tenía idea de cómo comportarme en un velorio de una persona que si bien no era de mi núcleo cercano había estado más de un par de veces compartiendo con el. Llegue a la casa y miré a todos saludé en general y me dirigí a Vanesa que estaba en un rincón con rostro compungido la abrace y le pregunté como estaba en una silla al lado del ataud estaba la madre del occiso sentada con la cabeza apoyada en la muralla con ojos llorosos media despeinada y la mirada quizá en que puto lugar de esté planeta. Me acerqué le tomé la mano y me miró a los ojos fijamente quizá intentando reconocerme o intentado dar con respuestas a través de mis ojos no le dije nada se puso rápidamente de pie, me abrazó y comenzó a llorar descontroladamente.
Yo que el tema de la muerte para mi no alcanza a ser tema si quiera que hacía nada mi visión del mundo es muy peculiar para los que me conocen saben que es así para mi la muerte no significa más que el fin de un comienzo y ya después de eso no hay mas vuelta por eso ahora lo digo cuando yo muera no quiero ni velorio, ni despedida, ni nada sólo que sigan con sus vidas y nada más, lo que hice lo hice vivo y muerto ya no estoy. La cuestión es que la señora me miraba y si bien por lo general suelo ser frío con los desconocidos y con la gente que no me agrada, este era el mismo caso pero el hecho de verla llorar con tanta pena y tan afligidamente me estremeció el sentir y comencé a sentir un nudo en la garganta de cual no podía separarme. La familia más cercana la tomó y la sentó en una silla yo acorralado por una angustia atroz que me despotrico en el alma como bien diría Badulaire, me sentía con mucha pena me despedí rápidamente salí, camine un par de pasos sin dirección alguna y lloré descontrolada y desconsoladamente sin siquiera saber por qué. Pensé en una teoría quizá la pena, la alegría, la risa y el llanto pasan a favor del gradiente de concentración. Ahora escribo estás líneas preparo clases de matemáticas para un hueón que será ingeniero comercial si todo sale bien y para otro hueón que será alguna hueá con informática y redes. Ambos hueones son mis amigos y los estimo mucho sólo es una forma de decir. Tengo ganas de ir al teatro y no puedo por culpa de estos pasteles que no aprenden por si solos. Ahora apagó el computador, caminaré hacia la cocina comeré algo y leeré un rato para encontrar consuelo. Lo que escribí se escribió si no lo subo ahora no lo subiré nunca y quizá lo borraré por lo mismo no corregiré faltas ortográficas ni embelleceré el contenido. Comencé a las ocho y media terminando a las ocho cincuenta y uno. Tomo el disco compacto de Chopin interpretado por Roberto Bravo que en más de una ocasión he visto personalmente y subo el volumen mientras preparo alguna merienda. Adiós. No he tenido ninguna noticia de ti…¿por qué será?...
jueves, 13 de mayo de 2010
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